La diabetes mellitus es una enfermedad que tiene incapacidad para regular la cantidad de glucosa que tenemos en la sangre. El incremento sostenido de la glucosa (“azúcar”) en sangre genera efectos dañinos a los riñones, sistema nervioso, circulación, retina, y por ello constituye la principal causa de enfermedad renal crónica y de diálisis en el mundo, es causa de desórdenes de la circulación cerebral, tales como hemorragia o infarto cerebral; es causa de infarto cardiaco por problemas en la circulación de las arterias coronarias y es causa de ceguera. Infortunadamente esta enfermedad, al igual que la hipertensión arterial son de aquellas que muchos pacientes llevan a cuestas sin darle la importancia que merecen, y solo miran y escuchan al organismo cuando clama con síntomas en el que la enfermedad ya avanzó, por ejemplo, orina espumosa o disminución de la visión, siendo síntomas que representan complicaciones de la enfermedad primaria o principal que es la diabetes , lo que quiere decir que han pasado no algunos años, sino décadas de la diabetes no controlada o glucosa crónicamente elevada; agregaremos entonces a la lista de diagnósticos, la enfermedad renal crónica que evoluciona a la necesidad de diálisis o la retinopatía diabética que evoluciona a la ceguera en forma irreversible. La moraleja retrospectiva de esta enfermedad es que todo se centra en la glucosa mal controlada a la cual no se le debe de dar tregua, pues si va a esperar a que el organismo todavía tenga síntomas como mucha sed, mucha orina o pérdida de peso, lo único que se está esperando es que venga a nosotros una crisis hiperglicémica o gran incremento de la glucosa, puesto que la glucosa tiene que encontrarse todavía por encima de 180 mg en sangre para que genere más cantidad de orina. Lo importante de los valores de glucosa en la diabetes es que el esfuerzo se debe orientar a tener valores normales de la glucosa, que en una persona sana son menos de 100 mg en ayunas, o menos de 140 mg dos horas después de los alimentos. Algunos pacientes se confían en tener valores en ayunas normales ignorando los valores después de los alimentos, cuando es una enfermedad en realidad, centrada en el tipo de alimentación que uno recibe. Muchas veces no es posible alcanzar valores normales en los pacientes con diabetes, puesto que, si uno se propondría hacerlo con el arsenal terapéutico o medicamentos hoy disponibles, podríamos inducir hipoglicemias o reducciones de la glucosa que también pueden constituir un problema médico. Por ello, el control de la glucosa se centra además en el tipo de alimentación. La alimentación constituye uno de los pilares de tratamiento más difíciles de controlar en las personas, puesto que a diferencia de un medicamento indicado por un especialista que viene en una cajita y debo de recibir a determinadas horas y el cumplimiento se circunscribe a mi persona, la dieta primero que no suele ser ampliamente detallada en la consulta médica, la dieta muchas veces es social o circunstancial, si las personas no preparan su comida, se adaptan al menú del día, las personas comen lo que les invitan por considerarlo cortés, así también, la dieta se encuentra envuelta en la tradición familiar, y es visto como extraño que se cocine diferentes platos para diferentes miembros de la familia, puesto que la cena familiar al tener un carácter gregario, ser diferente es percibido como inadecuado, por lo cual la dieta deja de circunscribirse a los mismos pacientes y terminan cediendo enteramente a la sociedad. Es ahí donde surge el verdadero problema en la diabetes mellitus, al haber perdido el control sobre el principal móvil de la hiperglicemia o elevación de la glucosa: la alimentación.
¿Por qué la alimentación es una de las principales terapias de la diabetes mellitus?
La energía para el correcto funcionamiento de nuestro organismo depende de nuestros alimentos. Es bien conocido que la principal fuente de energía procede de los carbohidratos, de donde consumimos moléculas organizadas de glucosa como el almidón que encontramos en tubérculos como la papa, camote, yuca, así como moléculas simples de glucosa como el arroz, las harinas y el azúcar. Decir que un carbohidrato es organizado o simple se relaciona a su absorción. El carbohidrato complejo sufre un proceso de digestión con la finalidad de alcanzar moléculas pequeñas de glucosa y poder así absorberse, en cambio las moléculas simples prácticamente no sufren proceso de digestión, por lo que se absorben rápida y directamente. Esta diferencia es vital, cuando comemos un carbohidrato y se eleva la glucosa, el encargado de reducirla a un valor adecuado es el páncreas, gracias a la acción de la hormona insulina, pero cuando comemos un carbohidrato de absorción simple, se genera un rápido incremento de la glucosa que induce un incremento marcado de la insulina para poder llevarlo a un valor normal. En un paciente con diabetes, el comer por ejemplo una torta, que es un carbohidrato simple, inducirá un pico de incremento de la glucosa que sobrepasa la capacidad del páncreas débil con la insulina. Puede que la glucosa en ayunas se encuentre normal, pero después de los alimentos puede producirse estos picos, que si se suman los días, semanas, meses y años representan del mismo modo un incremento sostenido de la glucosa con sus efectos dañinos.
Aproximadamente el 60% de nuestra fuente nutricia depende de los carbohidratos, el 30% de las grasas y en menor porcentaje de las proteínas. La mayor preferencia energética de los carbohidratos es entendible, pues muchas células como las neuronas y los glóbulos rojos dependen preferentemente de este combustible. Incluso se ha establecido que el desarrollo cultural de muchas civilizaciones antiguas se ha asociado al consumo de cereales trabajados como el trigo. Si bien es importante reconocer la trascendencia del consumo de carbohidratos en nuestra alimentación, esto dista enormemente del tipo de consumo y alimentación moderna. El sobrepeso y la obesidad, que predominan en nuestra sociedad, visto en forma general, representa un desequilibro entre el consumo de energía y el gasto que se realiza, por lo que ingerimos una cantidad de carbohidratos y de energía desmesurada de la que se gasta físicamente. Por ello, el exceso de carbohidratos es almacenado como grasa no solo en el abdomen y muslos, sino también en las arterias. El consumo de carbohidratos de absorción simple, que como hemos mencionado vulnera el proceso normal de digestión, se ha convertido en un consumo masivo de la sociedad, no se trata solo de comer el buen postre ocasional, sino del consumo de azúcares, gaseosas, galletas, bollería, panes, cereales en caja para el desayuno, los cuales han atiborrado de azúcar al organismo. Frente a este tipo de consumo de la sociedad se encuentran nuestros pacientes con diabetes, pero la buena noticia es que todos podemos desarrollar un proceso de concientización para darnos cuenta de lo que estamos haciendo o mejor dicho comiendo. La glucosa es importante para el organismo, pero su consumo inapropiado solo inducirá un pico dañino de elevación de la glucosa, por lo que al depender la enfermedad de lo que comemos, nos debe llevar a la conciencia de que hay alimentos que no debo de escoger. De la misma forma que un paciente con enfermedad celiaca o intolerancia al gluten no escoge cereales como el trigo, o un paciente con alergia alimentaria no escoge mariscos, el páncreas de un paciente con diabetes no puede lidiar con alimentos como el pan o el arroz. Si se los consume en respeto a la tradición familiar o de la sociedad, el pico dañino de hiperglicemia será inevitable. En realidad, el tipo de alimentos que se encuentran en la dispensa de los supermercados deja de ser el problema porque productos dañinos para el consumo humano siempre habrá y siempre se venderán, como la margarina o el cigarro, más bien el problema será la no concientización de mi enfermedad, el no aceptarla, el seguir pensando que puedo ingerir un pan lleno de manjar siempre que me aplique mi dosis de insulina antes. No aceptar nuestro presente y lo que nos toca, no nos permitirá avanzar a nuestro futuro.
¿Por qué se produce la diabetes mellitus?
En la diabetes existe un desequilibrio entre la capacidad de liberar insulina desde el páncreas en nuestro organismo versus la sensibilidad o capacidad de respuesta de la insulina en nuestros tejidos. Cuando uno ingiere un bombón de chocolate, lo normal es que exista una adecuada liberación de insulina desde el páncreas y una adecuada capacidad de reaccionar a dicha insulina en nuestros tejidos para que así la glucosa del chocolate pueda ingresar a las células, pero en la diabetes, puede existir una menor sensibilidad o capacidad de respuesta a la insulina en los tejidos, por lo que el páncreas debe de esforzarse más liberando más insulina para poder compensar, lo cual puede conducir al agotamiento del páncreas; o por otro lado, el páncreas es deficiente pese a que la respuesta de los tejidos a la insulina sea normal. Sobre los factores asociados a su causa, se reconoce muy bien que la diabetes posee un factor genético relevante por lo que el antecedente familiar es importante, que en la diabetes tipo 1 existe un páncreas deficiente que no libera insulina o que en la diabetes tipo 2 puede haber una menor capacidad de respuesta de nuestros tejidos a la insulina por la obesidad. Se han descrito muchos factores que predisponen a la diabetes, además de la obesidad tenemos la dislipidemia o enfermedad asociada al colesterol y/o triglicéridos, lo cual nuevamente también está vinculado a nuestra dieta.
¿Es mejor la dieta que la terapia con medicamentos?
Como se ha descrito en otras publicaciones, en medicina todo tiene su lugar y sus indicaciones. Cuando un paciente ingresa al hospital con crisis hiperglicémica puede tener complicaciones como la cetoacidosis diabética, en donde la sangre se torna ácida, hay gran deshidratación y se generan disturbios de nuestros electrolitos como el potasio. En estos casos, es evidente que parte del tratamiento será la insulina como uno de los medicamentos mejor indicados, y no solo se administrará a diferentes horas durante el día, sino se administra continuamente por vía endovenosa. Ejemplos en realidad, son cientos, pues siempre existen situaciones en donde la terapia más adecuada recae evidentemente en la insulina u otros medicamentos. Existen buenos medicamentos que favorecen la mayor liberación de insulina o la mejor sensibilidad de los tejidos a la insulina, sin embargo, como mencioné al comienzo, para el día a día, alcanzar valores normales de glucosa será imposible si es que no se concientiza la dieta. Por ejemplo, la asociación americana de diabetes establece que, como objetivo de la terapia debo de alcanzar un nivel de hemoglobina glicosilada (que es un análisis de sangre para monitorear la diabetes) menor de 7%, y con justa razón lo aconsejan pues si se incrementa más la dosis de medicamentos se podría inducir hipoglicemia, sin embargo, los valores normales de hemoglobina glicosilada en una persona sana son menores de 5.7%. Por ello, la dieta es el pilar de tratamiento, es importante una evaluación con su nutricionista y conversar con su médico de opciones como la dieta cetogénica u otras, en donde las opciones a escoger y la elaboración de platos no se centra en los carbohidratos.
¿Qué implicancia tiene la medicina alternativa o la medicina china en la diabetes?
Si es que se empieza con lo primero, que es una adecuada dieta, la medicina alternativa interviene en diferentes aspectos, pues existe fitoterapia tradicional que interviene en la regulación de la glucosa, o en sus complicaciones como en la neuropatía diabética o en los problemas circulatorios. Mencionaré como ejemplo a la medicina china. Como se ha mencionado, en la diabetes puede existir una deficiencia en la función pancreática. Esta deficiencia en la medicina china puede diagnosticarse como deficiencia del Qi, del yin o del yang del bazo-páncreas, lo cual será acorde a los síntomas del paciente. En este caso, el problema radica en la deficiencia del elemento tierra y que en un paciente crónico, se suele asociar a la deficiencia del yin del bazo-páncreas junto con la del riñón, en donde tendremos síntomas como excesiva producción de orina, orina durante la noche, boca y labios secos, entre otros hallazgos en el pulso y en la lengua. Por lo cual, el tratamiento se centra en tonificar ambos órganos incluyendo la deficiencia del yang del riñón que puede coexistir. A modo de ejemplo mencionaré a la hierba Huang Qi (radix asatragli), la cual tonifica el Qi del bazo. El Qi controla la circulación del Wei-Qi, el cual cuando esta deficiente produce sudoración espontánea o al menor esfuerzo en los pacientes, además a nivel renal tiene efectos en la reducción de la pérdida de proteínas en orina de los pacientes. Por lo tanto, cuando la enfermedad es crónica, muchos síntomas pueden enfocarse con la medicina china, pero sin dejar de lado el elemento prioritario de tratamiento que es nuestra dieta.
Si desea más información sobre la fitoterapia china, visite la pagina web de unanisalud.
Dr. Edwin Castillo Velarde